Eucaristía significa en griego “acción de gracias”. Jesús, tomando el cáliz de la salvación, aceptando su suprema vocación de Sumo Sacerdote y de víctima, dio gracias. La Eucaristía es el centro del culto de la Iglesia; ella crea siempre de nuevo la comunión de fe, de esperanza, de caridad y de adoración en espíritu y verdad. Es fácil darnos cuenta la dimensión eucarística en todas las partes de la misa y su relación en todos los momentos de la vida y de la oración de los fieles.

La Eucaristía es la celebración central y culminante de Cristo glorioso que se hace presente y se entrega en la Eucaristía. Ungido por el Espíritu Santo, se entregó para gloria del Padre y por la salvación de la humanidad pecadora en toda su vida, y de forma particular en el momento de la muerte. Cristo resucitado está presente en el poder del Espíritu Santo y continúa dándose y enviando este mismo Espíritu a los fieles de la Iglesia para que sepan entregarse a la gloria de Dios Padre en el servicio al prójimo.

La Eucaristía es acción de gracias que responde a la proclamación solemne y central del mensaje evangélico. Si los fieles y los sacerdotes supieran celebrar y vivir el memorial de la muerte y resurrección de Cristo, su vida se transformaría bajo todos los aspectos en testimonio gozoso y agradecido de la salvación. Así, pues, en la celebración eucarística se decide el porvenir de la evangelización.

Antes de la Ascensión gloriosa de Cristo a los Cielos, prometió a la Iglesia, precisamente con vistas a la propagación del Evangelio por todo el mundo, la presencia particular y la asistencia del Señor: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Esta presencia tiene su punto culminante en la Eucaristía; en una comunidad que da gracias por el Evangelio y que vive en él hasta el punto de hacer de sus miembros un evangelio viviente en las múltiples realidades de la vida particular del cristiano y de la misma Iglesia. Y, además, referidos a la Eucaristía, también los demás sacramentos son esenciales para la oración específicamente cristiana.