El rincón de pensar. El Papa vive esta Cuaresma “como un tiempo de curación en el alma y en el cuerpo”

El médico del hospital Gemelli que se ha ocupado de Francisco durante su hospitalización, Sergio Alfieri, explica que hubo un momento “en el que se tuvo que decidir entre parar y dejarlo ir o probar con todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo un riesgo muy alto”. Alfieri, que ya operó a Francisco, de 88 años, en pasadas ocasiones, afirma que en ese momento “Francisco sabía que podía morir” y “los que estaban a su alrededor tenían lágrimas en los ojos” y él mismo dijo: “Esto es malo”. El peor momento de los 38 días que el pontífice argentino ha pasado en el hospital por una infección respiratoria que derivó en una neumonía bilateral fue el 28 de febrero, cuando tuvo un episodio de broncoespasmo.

“Como un tiempo de curación” confiesa estar viviendo el Papa esta Cuaresma, según señaló en el texto del ángelus difundido para el IV Domingo de Cuaresma. Por esta razón, el Papa agradece “de corazón a todos aquellos que, a imagen del Salvador, son instrumentos de curación para los demás con su palabra y con su ciencia, con el cariño y con la oración”. “La fragilidad y la enfermedad son experiencias que todos tenemos en común; pero más aún somos hermanos en la salvación que Cristo nos ha dado”, añade el Pontífice. Además de glosar el evangelio dominical, como es habitual, el Papa reitera igualmente sus habituales llamamientos a la paz “en la atormentada Ucrania”, en Palestina, en Israel, en el Líbano, en la República Democrática del Congo y en Myannar, que también sufre mucho por el terremoto”.

Pero en esta ocasión, Francisco se detiene especialmente en el continente africano: “Sigo con preocupación la situación en Sudán del Sur. Renuevo mi más sincero llamamiento a todos los dirigentes para que hagan todo lo posible por reducir la tensión en el país. Necesitamos dejar de lado las diferencias y, con valentía y responsabilidad, sentarnos alrededor de una mesa e iniciar un diálogo constructivo. Sólo así será posible aliviar el sufrimiento de la querida población de Sudán del Sur y construir un futuro de paz y estabilidad”. Acto seguido, añade el Papa Francisco: “Y en Sudán la guerra sigue cobrándose víctimas inocentes. Insto a las partes en el conflicto a que antepongan la protección de las vidas de sus hermanos civiles; y espero que se inicien lo antes posible nuevas negociaciones que puedan garantizar una solución duradera a la crisis. Que la comunidad internacional incremente sus esfuerzos para hacer frente a esta terrible catástrofe humanitaria”.

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