Del 27 al 29 de enero, participantes en la Conferencia Internacional de Comunicadores Institucionales Católicos, en el contexto del Jubileo de la Comunicación, fueron recibidos por el Papa a una reflexión “sobre el modo concreto en que comunicamos, sobre el modo en que sembramos esperanza en medio de tanta desesperación, sobre cómo se cura “el virus de la división”. “La comunicación cristiana –explicó Francisco- es mostrar que el Reino de Dios está cerca y que debe ser contado ofreciendo las claves para mirar más allá de lo banal, más allá del mal, más allá de los prejuicios, más allá de los estereotipos, más allá de uno mismo. El Reino de Dios está más allá de nosotros y llega incluso a través de nuestra imperfección”. “Cuando parece que hemos caído en un abismo, miremos más allá, más allá de nosotros mismos, porque nada está perdido y siempre podemos volver a empezar, confiándonos los unos a los otros y todos juntos a Dios, es el secreto de nuestra fuerza comunicativa. El milagro más grande que Jesús hizo a Simón y los demás pescadores decepcionados y cansados no es tanto aquella red llena de peces, sino que les ayudó a no caer presa de la decepción y del desánimo ante la derrota de no haber pescado nada”.
La esperanza de que la comunicación católica sea un lugar acogedor de relaciones verdaderas y el espacio abierto de un testimonio que sabe escuchar e interceptar los signos del Reino. A diferencia del Apocalipsis, cuando el Señor está a la puerta y llama, “ahora muchas veces el Señor llama desde dentro para que nosotros, los cristianos, le hagamos salir”. Por eso la exhortación final del Papa a “hacer salir al Señor” y a no tenerlo un poco esclavizado por nuestros servicios”, para que incluso los oficios, las relaciones, la red sean propios de una Iglesia en salida.
Web del Año Jubilar 2025: www.iubilaeum2025.va/es.html

