El rincón de pensar. Enraizar el árbol de nuestras vidas

Enraíza profundamente el árbol de tu vida y dirige tu mirada al cielo. El árbol es lo que emerge, se eleva, se levanta sobre la tierra, es lo visible que depende de lo que no se ve. Son las raíces las que lo mantienen en pie. Las raíces no son visibles, pero en las profundidades, en la oscuridad de la tierra. Permiten que el árbol vea la luz. Este es el secreto de todo crecimiento: para elevarnos necesitamos tener raíces profundas, ser como árboles bien plantados en la tierra que se elevan hacia el cielo.

El bienestar de cada uno depende de la capacidad de cuidar nuestra interioridad que, como las raíces de un árbol, es algo escondido y oscuro. Solo así podremos enraizar en profundidad el árbol de nuestra vida y dirigir nuestra mirada al cielo. No olvidemos que somos básicamente seres espirituales que vivimos una experiencia humana que precisa constantemente activar el entusiasmo vital.

Prestigiosos psicólogos afirman que el ser humano en todo el mundo puede enfermar por haber perdido la conexión con el transcendente y con la dimensión de lo transcendente. Nadie puede curarse si no puede alcanzar una actitud espiritual. Muchas personas, a pesar de las pruebas que han tenido que afrontar, consiguen reorganizar su vida de forma positiva. El hombre es un ser abierto a lo transcendente, ésto es Dios Padre, Creador, Redentor y Amigo del ser humano que promueve buenos sentimientos y sentido de la vida.

(Fuente: Salvo Noè, Activa el entusiasmo, Ed. San Pablo)

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