«El Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Jn 14,26). Con el Sagramento de la Confirmación recibimos un empuje apostólico que nos permite el compromiso cristiano en el mundo y en la Iglesia.
¿Qué bienes espirituales y de gracia recibimos en el Sacramento de la Confirmación?
- Es el Sacramento de la comunicación eficaz del Espíritu Santo por el cual nos hace miembros activos de la Iglesia, con un carácter militante, de apostolado defensor y testigo de la fe en Cristo.
- Completa y perfecciona la gracia del bautismo como hijos/as de Dios y miembros adultos de la Iglesia. Imprime en nuestra alma un sello indeleble que no puede reiterarse (se recibe una sola vez).
- Sacramento que da la fuerza y empuje para el testimonio cristiano en nuestros ambientes, en nuestras opciones de vida, en nuestro estilo de vivir de palabra y obra.
- Sacramento de la madurez cristiana, pues la Confirmación desarrolla nuestras potencialidades con el auxilio de los Dones espirituales. Nos hace responsables en la Fe al Servicio del apostolado militante de la Iglesia, en el compromiso profético de hacer un mundo mejor, más justo, fraterno y habitable para todos según la voluntad de Dios.
- Se completan los Sacramentos de la Iniciación cristiana: Bautismo + Confirmación + Eucaristía. Sacramento que nos incorpora plenamente a la Iglesia de Cristo procurando la unidad del Pueblo de Dios en comunión con el Papa, los Obispos y los Sacerdotes.
- Desde la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, en Pentecostés, los cristianos son conscientes de los dones con los que asiste al creyente la tercera Persona de la Trinidad. El Catecismo de la Iglesia católica, en el número 1830, explica que “la vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo”.