“Inspirades per l’Encíclica Laudato Si’ del Papa Francesc, moltes organitzacions catòliques compromeses diàriament a treballar per la justícia climàtica hem seguit de prop les negociacions de la Cimera pel Canvi Climàtic celebrat a Madrid el desembre 2019, venim reclamant, precisament, una major solidaritat amb els que més paguen les conseqüències d’aquesta crisi, els països més pobres. La carta que va escriure el Papa Francesc a la presidència al començament de la Cimera recalcà la necessitat de “promoure processos de transició, així com una transformació del nostre model de desenvolupament, per tal de fomentar la solidaritat i reforçar els forts vincles entre la lluita contra el canvi climàtic i la pobresa”. Per això, en les discussions sobre cóm mitigar el canvi climàtic, han d’incloure salvaguardes socials i ambientals sòlides que tinguin en compte el respecte als Drets Humans, perquè qualsevol acció implementada sota l’Acord de Paris no perjudiqui les comunitats locals.
Una vez más, el fracaso de la Cumbre por el Cambio Climático ha puesto de manifiesto que el verdadero cambio no vendrá de los gobiernos, sino de los miles de personas que marcharon el viernes 6 de diciembre en Madrid, de los millones de jóvenes que se movilizan en todo el mundo, de las comunidades que buscan vivir de manera más sostenible, de los movimientos y organizaciones que llevan a cabo diariamente acciones para frenar la crisis climática. Ellos responden al “clamor de la tierra” y al “clamor de los pobres”, y se unen con estrategias conjuntas para presionar aún más a los líderes mundiales.
Estamos preocupados por la falta de interés y compromiso ante esta grave situación que respalda la evidencia científica y por la ausencia de acciones inmediatas que ayuden a frenar este problema. Por eso, es importante recordar el mensaje del Santo Padre, donde llama a “reflexionar concienzudamente sobre la importancia de nuestros modelos de consumo y producción”. Con él nos está llamando a invertir más en programas de educación y sensibilización que promuevan estilos de vida no perjudiciales para la vida en el Planeta. Los políticos, educadores y líderes religiosos deben trabajar en conjunto para dar prioridad a una educación ecológica. El cambio tiene que comenzar por nosotros, actuando desde nuestros valores católicos para vivir esa conversión ecológica a la que nos llama el Papa Francisco. Porque ¡la justicia climática no tiene fronteras! Este aspecto queda recogido en el Lema de la Campaña contra el Hambre en este año, de Manos Unidas: “Quien más sufre el maltrato al Planeta no eres tú”, aludiendo a las graves consecuencias medioambientales de nuestras acciones en los paises más pobres del planeta.
(Fuente: Chiara Martinelli. Fundación Pablo VI)